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Los tres Ramayanas y el Yoga

El Ramayana es una de las Escrituras más veneradas de la India. De entre los textos sagrados, pertenece al grupo de los Itihasas. “Iti Hasa” significa literalmente: “así fue”, siendo narraciones de la antigua tradición india, sus Dioses y reyes. El Ramayana, como es bien sabido, cuenta la vida y hechos del Señor Rama, príncipe de Ayodhya, que es uno de los avatares del Señor Vishnu, aparecido en la tierra para librar al mundo del yugo del cruel Ravana, el rey de los rakshasas o demonios nocturnos.

 

El Ramayana es un relato de valor, lealtad, amor, devoción y sobre todo de rectitud cuya lectura se hace imprescindible si uno quiere conocer la cultura hindú apropiadamente. Quizás es menos conocido el hecho de que no hay un solo Ramayana sino varios. Por supuesto, a raíz de la gran popularidad de la Escritura, se han escrito numerosas versiones, algunas de ellas incluso traspasando las fronteras de país y religión. Así, por ejemplo, los jainistas tienen su propia versión del Ramayana, y en Tailandia es una historia tan propia como en India, ampliamente representada en su pintura, literatura y danza.

 

No obstante esto, hay tres Ramayanas que se consideran los más auténticos, los más fieles a la historia original, por decir así, los “canónicos”. Estos son el Ramayana de Valmiki, el Ramacharitamanasa o Ramayana de Tulsidas, y el Adhyatma Ramayana de Vyasa. Estos textos fueron escritos con siglos de diferencia, los tres por reconocidos rishis de mente preclara y gran santidad, cada uno de los cuales captó diferentes aspectos de la vida y enseñanza del Señor Rama. No son discrepantes, sino complementarios, los tres están unidos por el hilo dorado del Yoga.

El Valmiki Ramayana es el Adi-Kavya, el poema original. Fue escrito por el rishi Valmiki, que vivió en la era de Rama, por lo cual es el más antiguo. También es la obra más extensa, constando de 24.000 shlokas o versos. Leyendo el texto veremos que no encontramos en él demasiada enseñanza espiritual. Aunque está lleno de eminentes discursos sobre la naturaleza humana y divina, no hallaremos instrucciones importantes sobre Yoga, Vedanta, devoción o trabajo espiritual. Sin embargo, la enseñanza es dad a través de la actitud y acciones del Señor Rama. Vemos que durante toda la obra, el noble hijo de Dasharatha jamás se aparta del Dharma; sea cual sea la dificultad, jamás dice una falsedad, jamás se aparta de Su deber. Por esto es que es llamado Maryada Purushottama, es decir que enseña a través de Su conducta (Maryada: conducta). El Ramayana de Valmiki nos enseña a vivir espiritualmente a través de la acción correcta.

Muy distinto es el Ramacharitamanasa. Fue escrito en 10.092 versos divididos también en siete capítulos por Goswami Tulsidas, un gran devoto de Rama del norte de la India, que vivió en el siglo XIV. El Bhavishyottara Purana, uno de los Puranas menores, lo considera incluso como una encarnación de Valmiki, advenido para narrar un nuevo Ramayana apropiado para Kaliyuga. El Ramayana de Tulsidas es accesible a todo el mundo. No fue escrito en sánscrito, lengua culta, sino en awadhi, un dialecto del actual hindi. Esta obra es amor puro por Rama desde la primera hasta la última página. La devoción que muestra Tulsidas hacia su Señor es mostrada en cada frase, en cada comparación y cada giro del lenguaje. Cada capítulo de la obra es una glorificación aún mayor hacia Sita, Rama y Sus asociados. Es una obra maestra de la tradición Bhakti, y a menudo se considera tan sagrada como el Ramayana original.

El Adhyatma Ramayana o “Ramayana interno o espiritual” se considera generalmente como parte del Brahmanda Purana, pero tiene una dimensión propia que lo hace merecedor de ser una obra por sí mismo. Como casi todos los Puranas, fue escrito por Sri Vyasa, el gran compilador y expositor de la filosofía Vedanta. Existe también una conocida versión en lengua Malayalam escrita por el poeta malayali Ezhutachan. Es la más breve de las tres obras, constando de 4.500 versos en otros siete capítulos. En él, la historia de Rama se ve mezclada con varios discursos sobre Vedanta. Son especialmente famosas las secciones llamadas “Rama Hridayam” (el corazón de Rama) y “Rama Gita” (la canción de Rama). En la primera, Sita instruye a Hanuman sobre la Naturaleza del Espíritu, la Materia, y su relación con el mundo, a través del ejemplo de Rama y Sita. En la segunda, Rama da a Lakshmana instrucción espiritual sobre el Yoga del conocimiento, el significado de las grandes afirmaciones de los Vedas, y el proceso para comprender la naturaleza divina del alma. Es, por lo tanto, un tratado profundamente filosófico, lleno de profundo conocimiento del Vedanta.

 

El Señor Rama es eterno, omni-abarcante, inmenso. A cada sabio le reveló una parte de Su vida, la que era más apropiada para el momento, las circunstancias y las personas que fueran a escuchar. Cada uno de ellos está relacionado con una de las ramas del Yoga. El Valmiki Ramayana, que enseña a través de la acción de Rama, es apto para el Karma Yogi, aquel que busca la liberación por las obras. El Tulsidas Ramayana, lleno de devoción por el Santo Nombre de Rama es el más apto para los bhaktas o practicantes de Bhakti Yoga, el Yoga de la devoción. El Adhyatma Ramayana es apropiado para los practicantes de Jñana Yoga que estudian profundamente las Escrituras en busca del conocimiento trascendental.

 

De este modo, acción, devoción y conocimiento, las tres aproximaciones del Veda a la Divinidad, se cumplen en cada uno de las tres versiones del Ramayana. Las Escrituras hindúes no son textos aislados unos de otros, ni tampoco existen verdaderas contradicciones entre ellas. En cambio, son un armonioso entretejido de enseñanzas y caminos que culminan finalmente en los Santos pies del Divino, misericordioso Señor Rama.

 

Shloka:

 

śrīrāmacaṃdracaraṇau manasā smarāmi

śrīrāmacaṃdracaraṇau vacasā gṛṇāmi

śrīrāmacaṃdracaraṇau śirasā namāmi

śrīrāmacaṃdracaraṇau śaraṇaṃ prapadye

 

Medito en mi mente en los pies de Sri Ramachandra

Hablo con mi boca de los pies de Sri Ramachandra

Me postro con mi cabeza a los pies de Sri Ramachandra

Busco protección en los pies de Sri Ramachandra.

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