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El Yoga y los enemigos de la mente

Se conocen en la literatura védica los arishadvargas o los seis obstáculos del ser humano en su camino hacia la liberación. Literlamente, arishadvrga significa “grupo de seis enemigos”, y se suelen llamar “los seis enemigos de la mente”. Son los siguientes:

 

  1. Kama o el deseo egoísta y desenfrenado.
  2. Krodha o la ira, la cólera causada por el deseo frustrado.
  3. Moha o la identificación del ser con el cuerpo burdo.
  4. Mada o la arrogancia, el pensar que uno es diferente o superior a los demás.
  5. Lobha es avaricia, el querer mantener todo para uno mismo y no compartir.
  6. Matsarya es la envidia, el observar a los otros y sentir desagrado por su prosperidad.

 

Todos nosotros, por bien que tratemos de comportarnos en el mundo, estamos expuestos a estos enemigos de la mente. Algunos puede que no sientan tales emociones negativas, pero en todos permanecen aun en estado latente hasta que la liberación espiritual no ha sido alcanzada. Por eso siempre debemos ser vigilantes con nuestras mentes y seguir practicando hasta alcanzar la meta.

 

Uno de los métodos más efectivos para destruir estas malas cualiddes es el Yoga, el cual fue establecido por Maharshi Patanjali en ocho pasos específicos. Estos son Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi. Resulta interesante descubrir que los seis primeros pasos tienen la cualidad de destruir cada uno de los males antes referidos (entre otros muchos beneficios espirituales), y preparan el cuerpo y la mente para los dos últimos pasos, meditación (dhyana) y contemplación (samadhi), los cuales son la causa directa de la liberación espiritual (kaivalya). Veamos la comparación entre los pasos del Yoga y los seis males:

 

Yama son restricciones tales como Satya, Asteya, etc. Destruyen al primero de los enemigos, Kama o deseo, ya que nos entrenan para ser moderados en el hablar (satya) en el poseer (asteya y aparigraha) en los placeres mundanos (brahmacharya)e incluso en el comer (Ahimsa). De este modo controlamos el deseo reduciéndolo al mínimo imprescindible para llevar una vida sencilla.

 

Niyama son observancias, tales como la limpieza, las austeriddes y la entrega a Dios. Destruyen al enemigo llmsdo Krodha o ira. Krodha es un resultado de Kama, el deseo no resuleto. Los Niyamas buscan el contentamiento con lo que uno posee (santosha). Gracias a las austeriddes (tapah) al estudio sagrado y a la devoción a Dios, uno aprende a recibir con alegría cualquier resultado, sea más o menos deseable, y por tanto la ira se reduce y desaparece.

 

Asana o postura corporal destruye Moha. Moha es la identificación del Yo con el cuerpo. Por medio de la práctica de Yogasanas, el cuerpo se purifica, y al ser una práctica ascética, se vuelve ligero y libre de las contaminaciones propias de la vida sedentaria y la enfermedad. La mente se vuelve más clara y por la observación constante del cuerpo es capaz de discernir entre éste y el yo.

 

Pranayama es el destructor de Mada o arrogancia. El Pranayama es la estabilización de las energías del cuerpo sutil, nombradas colectivamente como Prana. Cuando la energía se vuelve estable, sin excesos ni desequilibrios, el resultado es Samadrishti, una visión y una mente estable, que contempla a todos del mismo modo. De este modo, uno no puede considerarse más o menos que nadie más.

 

Pratyahara es el destructor de Lobha o la avaricia. Los sentidos se exanden hacia fuera y buscan sus objetos, deseándolos una y otra vez. Cuando los sentidos se vuelven hacia denyro ¿qué puede haber que se desee de otra persona? Comienza entonces la contemplación del mundo interno.

 

Por último, por medio de Dharana o concentración, destruimos a Matsarya, la envidia. Mientras hay una idea de “tú” o “yo”, existe cierto grado de envidia. Pero en la concentración, la mente se vuelve unidireccional hacia un solo objeto, hasta que no existe nada más para el aspirante. Cuando sólo existe una naturaleza ¿cómo envidiar a otro o a otros?

 

Finalmente el estado de concentración se vuelve estable, firme, y la consciencia fluye hacia el objeto deseado como un chorro ininterrumpido de aceite cae a una vasija, lo cuale s Dhyana meditación. De ello resulta la absorción o Samadhi en la cual el sujeto, el objeto y la contemplación entre ambos devienen uno solo. En este estado la dicha del alma resplandece, y prepara al aspirante para la liberación final, una vez son quemados todos los restos kármicos.

 

Así pues, podemos comprender cómo todos los pasos del Yoga son útiles, y todos nos ayudan a erradicar malas cualidades, al tiempo que hacen protar en nosotros las virtudes del contentamiento, la devoción y el discernimiento. ¡Que todos nosotros logremos la perfección en el Yoga a través de la instrucción del Sabio Patanjali!

 

Shloka:

 

ārurukṣor muner yogaṁ

karma kāraṇam ucyate

yogārūḍhasya tasyaiva

śamaḥ kāraṇam ucyate

 

Se dice que la acción es el medio para el sabio que quiere llegar al Yoga. Cuando ese sabio ha llegado al Yoga se dice que su medio es la inacción (o quietud).

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