· 

Adoración de Deidades y su significado

La adoración de deidades o imágenes sagradas es una práctica habitual en el hinduismo. En todos los templos hindúes hay al menos una deidad de piedra, metal o madera a la que se rinde culto diariamente, ofreciéndole flores, incienso, una lámpara, agua y otros objetos.

 

No obstante, en los tiempos actuales, muchos consideran que la adoración de imágenes es algún tipo de superstición, que constituye una forma baja de religión o que debe ser abandonada. Algunos no dudan en considerar idólatras a los hindúes, ya que adoran iconos de piedra o arcilla. Otros más piensan que si siguen la filosofía Advaita o no-dualista, adorar imágenes sería rebajarse, puesto que ellos contemplan a la Divinidad en todas las cosas. Tales personas son ignorantes de la profunda filosofía que se halla detrás de la adroación de imágenes sagradas, la cual es una de las grandezas del Sanatana Dharma o hinduismo.

 

La Murti

Una deidad sagrada del hinduismo es llamada Murti, Archa-Vigraha o Pratima. La deidad no es una creación caprichosa del artista. La imagen de Dios está conectada con el mismo Dios por medio de elementos simbólicos. Las muchas cabezas, brazos y atributos de la deidad son conexiones con los distintos rasgos y cualidades de la Divinidad. El significado de dichos símbolos está codificado en los Shilpa Shastras o Escrituras de Arte Sagrado. Así, una deidad no es una estatua común y corriente, sino un poderoso centro de energía divina. Es una masa de Chaitanya Shakti o Conciencia Pura.

 

Según el Acharya Ramanuja, todo el universo corresponde al cuerpo de la Divinidad. El universo entero está compuesto de los cinco elementos. Esto es llamado Virat Swarupa o la forma de Dios como el universo material. La deidad de piedra o arcilla también es una parte de Virat Swarupa, por lo tanto, a través de una pequeña porción estamos adorando el Todo.

 

Los seres humanos hacemos esto constantemente. Cuando das la mano a un amigo o allegado, sólo tocas una pequeña parte de su cuerpo, pero él se ve complacido en todo su ser. No puedes ir directamente al corazón de tu esposa, pero por sujetar su mano, ella entiende inmediatamente que te sientes muy cercano a ella. Cuando besas a tu hijo sólo tocas con tus labios una porción de su mejilla, y sin embargo él siente el amor con el que esta acción es realizada. Lo mismo sucede con el Señor Supremo, el cual es adorado a través de una pequeña porción de todo Su Ser.

El símbolo o Pratima.

También podemos ver a la deidad como un objeto simbólico a través del cual accedemos a la Divinidad real. En sánscrito esto es llamado Pratima. Un billete no es más que un trozo de papel, pero ha sido fabricado y estampado de manera que en cualquier lugar en el que lo entregues, sin siquiera pensarlo, todos lo aceptan como algo valioso ¿por qué? Porque representa el oro que hay guardado en los bancos. Es un símbolo que por sí mismo es sólo un poco de papel, pero que representa una realidad superior y valiosa.

 

La deidad, del mismo modo, es sólo piedra o metal, pero ha sido modelada y consagrada de forma que simbólicamente está representando a la Realidad Suprema.

 

Hoy en día si alguien encuentra un billete en la calle no dudará en agacharse y esforzarse para recogerlo. Si el viento lo mueve lejos, correrá tras él ¿Haríamos lo mismo si encontráramos una imagen de Shiva o de Vishnu?

 

 

Conexión inalámbrica

 La deidad es también como un teléfono o conexión de internet para comunicarnos con Dios.  Lo mismo que el teléfono o el router de internet ha sido conectado a una red, la deidad también ha sido conectada por medio de podrosos mantras, oraciones constantes y rituales. Toda esta energía va dirigida a encontrarse con la Fuente Divina, d emodo que la deidad se convierte en un poderoso receptor. Así, la imagen sagrada se convierte en el más potente medio de comunicación inalámbrica.

 

A veces al hablar por teléfono con alguien muy querido, damos besos en el auricular, pero no estamos besando el teléfono, sino a nuestro ser querido. De forma similar, el devoto hindú no está adorando piedra, arcilla u otros materiales densos, sino a la Daivi Chaitanya o Conciencia Divina que se esconde en la deidad.

 

Si contemplamos el mundo con verdadera sabiduría, no hay nada inerte en este mundo, puesto que todo el mundo es la vibración de la mente cósmica. Todo es Brahma Shakti o el Poder de la Divinidad. Quien contempla esta idea, no tiene problemas en aceptar las historias milagrosas de deidades que respondían al llamado de sus devotos. Goswami Tulsidas ofreció comida a la imagen de piedra de Nandi, el toro de Shiva, y éste comió las ofrendas. Namdev conversaba frecuentemente con la deidad de Vitthala en Pandharpur. Esto no son cuentos, sino muestras de la sacralidad del universo y la Gracia de Dios para con Sus devotos.

En el Advaita Vedanta

Algunos, quienes dicen seguir la filosofía del Advaita o No-Dualismo, desprecian la adoración de deidades. Estas personas no han entendido nada. Están confundidos, puesto que su corazón está lleno de orgullo. Si creen ser mejor que los demás por no adorar a las deidades, entonces no hay cuestión de no dualidad. Aquel que conoce de verdad la unidad de la existencia no desprecia a nadie ni a ninguna práctica. Puesto que todo es contemplado como el Uno ¿cómo puede haber superior ni inferior?

 

Shankaracharya, Ramakrishna y otros grandes vedantinos fueron adoradores de imágenes. Ellos conocían el profundo secreto tras esta práctica. Uno de los fundamentos filosóficos del Advaita Vedanta es Adhyasa o superposición. Cuando uno medita en OM, la sílaba mistica es un objeto sobre el cual se superponen las cualidades de omnipresencia, autoluminosidad y Dicha absoluta. Esto no es diferente de la adoración de una deidad externa. La adoración, así, constituye un modo de acercamiento a la meditación nirguna en el Brahman Absoluto. El vedantino sabe que la mente no puede comprender el Absoluto, con lo que crea una particularización sobre la cual superpone las ideas de infinitud y pureza. La mente se purifica de este modo hasta que cesa su movimiento y la verdadera naturaleza de Brahman se revela.

 

Puja es adorar a la divinidad con distintos elementos, tales como flores, etc. Esto no es mero ritualismo . En la palabra puja, la sílaba “pu” proviene de “purnam”, plenitud. La sílaba “ja” proviene de “janayati”, generación. Así, se dice: Purnatvam Janayati iti Puja “puja es aquello que genera plenitud”. Con cada elemento de adoración nos volvemos más cercanos a Ishvara, el Señor Supremo, y de este modo nuestro ser inferior se une al Ser Superior y es completado, se vuelve Purnam o lleno de plenitud.

El Yogi y la adoración

La adoración de imágenes es también una herramienta imprescindible para el yogi. En el camino del Yoga uno debe volver su mente estable y fijarla en un objeto. Para esto es necesario tener un amor inimaginable a dicho objeto. Si no, la mente se dispersará fácilmente en otros deseos y querencias. La imagen es bella y tiene un valioso significado para el yogi. Cuando agita la llama de la lámpara en círculos alrededor de la deidad, está concentrando toda su atención en ella. Eventualmente la adoración se vuelve mental, interna, y finalmente se convierte en profunda meditación.

 

El karma Yogi sirve a los pies de Dios a través de los pies de su prójimo. Sirve a todos como imágenes o murtis de la Divinidad. Esta es otra forma de adoración. Sin embargo, después de haber terminado su servicio se postra ante la deidad y le ofrece todas sus acciones. Finalmente desarrollará Vishva Prema o amor cósmico y verá a Dios en todas las cosas.

 

Sin embargo, uno nunca debe pensar “ya estoy en un grado muy alto de realización. Ya no necesito adorar deidades. Sólo me dedicaré a la meditación”. Esta es una peligrosa trampa del ego. Cuando la adoración externa ya no es necesaria, cae por sí misma. Pero si movidos por un pensamiento de supuesta superioridad, abandonamos las prácticas espirituales, tendremos una caída estrepitosa. Tukaram, Tulsidas, Swami Sivananda y otros alcanzaron la más alta realización del Ser, y sin embargo nunca abandonaron la contemplación y adoración de deidades. Uno debe recordar esto y ser cuidadoso y muy responsable con sus prácticas.

 

Conclusión

La adoración de deidades es un poderoso instrumento de realización en el hinduismo. La gloria de los archakas y pujaris que, sin ánimo de fama ni renombre adoran a Dios día y noche a través de la deidad es inmensa. Ellos tienen una gran humildad, considerándose únicamente como sirvientes. En un templo hindú, cualquiera puede entrar y poner todas sus preocupaciones y problemas a los pies de la deidad. Al salir se sentirá renovado y aliviado.

 

Algunas personas no se ven atraídas hacia la adoración de deidades. En sí esto no es nada malo. Pueden hacer otro tipo de upasana o meditación. Pueden contemplar el Om u otro símbolo como medio de adoración. Pero nadie tiene derecho a despreciar las prácticas y medios espirituales de otros. Recordando las palabras del gran Sri Ramakrishna:

 

“Supón que haya un error en adorar la imagen de arcilla; ¿no sabe acaso Dios que a través de la imagen, sólo Él es invocado? Se sentirá complacido con esa sincera adoración. ¿Por qué habrías tú de tener un dolor de cabeza por ello? Mejor sería que tú mismo trataras de obtener conocimiento y devoción.”

 

¡Que todos nosotros hallemos la Gracia Divina a través de archaka o adoración y upasana, meditación devota! ¡Que nos postremos con humildad a los pies de la deidad y nos hagamos dignos de conocer al Uno sin segundo!

 

Shloka:

 

patraṁ puṣpaṁ phalaṁ toyaṁ

yo me bhaktyā prayacchati

tad ahaṁ bhakty-upahṛtam

aśnāmi prayatātmanaḥ

 

Si alguien Me ofrece con devoción y mente pura una hoja, una flor, una fruta o un poco de agua, Yo acepto esta ofrenda.

Escribir comentario

Comentarios: 0